LESIONES PERMANENTES NO INVALIDANTES: "Las lesiones, mutilaciones y deformidades de carácter definitivo, causadas por accidentes de trabajo o enfermedades profesionales que, sin llegar a constituir una incapacidad permanente, supongan una disminución o alteración de la integridad física del trabajador y aparezcan recogidas en el baremo anejo a las disposiciones de desarrollo de la Ley General de la Seguridad Social, serán indemnizadas, por una sola vez, con las cantidades alzadas que en el mismo se determinan, por la entidad que estuviera obligada al pago de las prestaciones de incapacidad permanente, todo ello sin perjuicio del derecho del trabajador a continuar al servicio de la empresa."
Las lesiones permanentes no invalidantes se refieren a lesiones que, aunque pueden tener consecuencias duraderas para la salud o el bienestar de una persona, no impiden por completo su capacidad de llevar a cabo las actividades diarias o de mantener una calidad de vida razonable. Estas lesiones pueden variar en gravedad, pero en general, no causan discapacidades significativas que limiten de manera sustancial las funciones físicas o mentales de una persona.
Algunos ejemplos de lesiones permanentes no invalidantes podrían incluir:
Lesiones articulares: Como una lesión en el hombro que puede resultar en una disminución de la amplitud de movimiento, pero aún permite que una persona realice la mayoría de las actividades cotidianas.
Lesiones cutáneas: Como cicatrices permanentes debidas a quemaduras o heridas, que no interfieren con las funciones corporales básicas.
Lesiones óseas: Como una fractura previamente rota que ha sanado pero ha dejado un ligero dolor ocasional.
Lesiones oculares: Como una lesión en la córnea que no afecta significativamente la visión.
Lesiones musculares o tendinosas: Como una tendinitis crónica que causa molestias pero no impide la actividad física normal.
Zonas adoloridas crónicas: Como el dolor de espalda crónico que puede ser gestionado con tratamientos médicos o terapia física, permitiendo una vida funcional.
Es importante tener en cuenta que, aunque estas lesiones no sean invalidantes, aún pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de una persona y requerir atención médica y cuidados a largo plazo. El tratamiento y la gestión de las lesiones permanentes no invalidantes a menudo involucran terapia física, medicamentos para el control del dolor, cambios en el estilo de vida y medidas preventivas para evitar un empeoramiento de la lesión.
Cada lesión y situación es única, por lo que es fundamental que las personas afectadas trabajen en estrecha colaboración con profesionales de la salud para desarrollar un plan de manejo personalizado y garantizar que puedan mantener una calidad de vida lo mejor posible dadas las circunstancias.