La teoría de la propensión al accidente sostiene que algunas personas tienen una mayor probabilidad de verse involucradas en accidentes debido a características individuales como factores psicológicos, conductuales y fisiológicos. Esta teoría ha sido ampliamente debatida en el ámbito de la seguridad laboral, ya que sugiere que ciertos trabajadores pueden ser más propensos a sufrir accidentes, independientemente de su entorno de trabajo.
La teoría de la propensión al accidente surgió a principios del siglo XX con estudios que indicaban que algunos individuos sufrían accidentes con mayor frecuencia que otros. Se identificaron ciertos rasgos de personalidad y factores que podrían influir en esta mayor susceptibilidad a los accidentes:
Impulsividad: Personas que toman decisiones rápidas sin evaluar riesgos.
Inatención: Dificultad para mantener el enfoque en tareas específicas.
Tolerancia al riesgo: Individuos que buscan situaciones de mayor peligro sin medir las consecuencias.
Estrés y fatiga: Altos niveles de cansancio pueden reducir la concentración y la capacidad de reacción.
Problemas de salud física o mental: Factores como visión reducida, consumo de sustancias o problemas emocionales pueden incrementar el riesgo de accidente.
La teoría de la propensión al accidente ha sido utilizada en la gestión de seguridad laboral para:
Evaluaciones psicológicas y médicas: Identificar trabajadores con mayor tendencia a asumir riesgos.
Programas de formación y concienciación: Diseñar capacitaciones específicas para empleados con tendencias de riesgo elevado.
Asignación de tareas según perfil de riesgo: Ubicar a los trabajadores en puestos adecuados a sus capacidades y características personales.
Monitoreo y supervisión personalizada: Implementar medidas de seguimiento para empleados con historial de accidentes.
A pesar de su impacto en la gestión de seguridad, la teoría de la propensión al accidente ha sido cuestionada por varias razones:
Enfoque individualista: Se centra en el trabajador y puede desviar la atención de factores organizacionales y ambientales.
Dificultad de medición: No existen criterios universales para identificar de manera objetiva a personas con mayor propensión al accidente.
Estigmatización: Puede generar discriminación o etiquetar injustamente a ciertos trabajadores como "propensos a accidentes".
Interacción con el entorno: Un individuo con ciertas características puede no ser propenso a accidentes si trabaja en condiciones seguras y bien supervisadas.
Teoría de la Causalidad Múltiple: Considera que los accidentes son el resultado de la interacción de múltiples factores (humanos, técnicos, organizacionales y ambientales).
Teoría de la Homeostasis del Riesgo: Sugiere que los individuos ajustan su comportamiento en función de su percepción del riesgo.
Teoría del Dominó de Heinrich: Plantea que los accidentes ocurren como una secuencia de eventos y que eliminando una de las causas se puede prevenir el accidente.
Si bien la teoría de la propensión al accidente ha sido un aporte importante para comprender los factores individuales en la ocurrencia de accidentes, su aplicación debe ser complementada con enfoques más integrales. La seguridad en el trabajo no depende únicamente de características personales, sino también de la cultura organizacional, la supervisión y las condiciones del entorno laboral. La combinación de estrategias basadas en la evaluación del trabajador junto con medidas de seguridad organizacionales es clave para una prevención efectiva de accidentes.