Las quemaduras de segundo grado, también conocidas como quemaduras de espesor parcial, son lesiones en la piel que afectan tanto la capa superficial de la piel, la epidermis, como la capa subyacente de la piel, la dermis. Estas quemaduras son más graves que las quemaduras de primer grado y se caracterizan por síntomas como ampollas, rojecimiento, dolor y una mayor tendencia a dejar cicatrices.
Las quemaduras de segundo grado pueden clasificarse en dos subtipos:
Quemaduras de segundo grado superficiales: En este tipo de quemadura, solo una parte de la dermis se ve afectada. Las quemaduras superficiales de segundo grado suelen ser rojas, dolorosas e inflamadas, y pueden formar ampollas llenas de líquido claro. Aunque estas quemaduras pueden ser dolorosas, tienden a sanar bien con el tiempo y, en general, dejan cicatrices menos graves que las quemaduras más profundas.
Quemaduras de segundo grado profundas: En este tipo, una porción más profunda de la dermis resulta dañada. Estas quemaduras pueden ser más severas y pueden aparecer blancas o carbonizadas en lugar de ampollas. Las quemaduras de segundo grado profundas son dolorosas y tienen más probabilidades de dejar cicatrices más notables. Pueden requerir atención médica especializada y tratamientos como injertos de piel para ayudar en el proceso de curación.
El tratamiento de las quemaduras de segundo grado depende del tipo y la gravedad de la quemadura:
Quemaduras de segundo grado superficiales: Por lo general, se pueden tratar en casa. Se debe mantener la quemadura limpia y protegida, se puede aplicar una crema antibiótica y se debe mantener la zona elevada para reducir la hinchada. El médico puede recetar analgésicos para aliviar el dolor.
Quemaduras de segundo grado profundas: Estas quemaduras son más graves y pueden requerir atención médica especializada. Pueden necesitar limpieza y desbridamiento quirúrgico, así como tratamiento con apósitos especiales y, en algunos casos, injertos de piel.
Es importante buscar atención médica si la quemadura es extensa, afecta áreas sensibles (como la cara, manos, pies o genitales), o si hay signos de infección. La atención médica temprana puede ayudar a minimizar las complicaciones y mejorar la curación. Además, el tratamiento adecuado de las quemaduras de segundo grado profundas es fundamental para reducir la formación de cicatrices y para preservar la función de la piel en la zona afectada.