MATERNIDAD Y CONDICIONES ERGONÓMICAS DE TRABAJO

Introducción

La incorporación de la mujer al mercado laboral, especialmente en las últimas décadas, ha supuesto un gran avance social y profesional. Existen actividades como la sanidad, el comercio al por menor o la educación en las que representa más del 60% de la población ocupada.

En España, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2011, la población activa femenina la componen 10.435.500 mujeres, de las cuales 8.001.900 están ocupadas, lo que representa el 44,93% de la población total ocupada. Por población activa se entiende, personas de 16 o más años que están ocupadas o paradas.

Este número tan importante de mujeres que se ha incorporado al mercado laboral, conlleva que muchas de ellas desarrollen su actividad laboral durante el embarazo y reanuden su actividad profesional en el periodo de lactancia.

Entre las 8.001.900 mujeres ocupadas, 6.080.600 están en edad fértil, es decir, el 76%, entendiendo por edad fértil la comprendida entre los 16 y los 49 años, ambas incluidas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la edad media de maternidad en 2011 fue de 31,45 años.

Cabe señalar, en primer lugar, que el trabajo en sí mismo no tiene por qué comportar un riesgo para el proceso reproductivo. Es decir, trabajo, embarazo y lactancia son, a priori, perfectamente compatibles. El problema surge en aquellos casos en los que la actividad laboral se desarrolla en condiciones que pueden resultar perjudiciales para la salud de la trabajadora, del embrión, del feto o de la capacidad reproductora de esta.

El embarazo produce importantes cambios fisiológicos y psicológicos en la mujer. Estos cambios, en ocasiones, pueden limitar su capacidad funcional. En otras, el trabajo puede suponer riesgos para la futura madre o para el feto. Condiciones de trabajo consideradas aceptables en mujeres no gestantes pueden dejar de serlo cuando se trata de mujeres embarazadas. Pero el embarazo no es una enfermedad. Es un proceso fisiológico natural en el que la mujer es “especialmente sensible” frente a determinados factores de riesgo.

Trabajo y embarazo deben ser compatibles. Tanto médicos como psicólogos insisten en la conveniencia de compatibilizar el periodo de gestación con la actividad laboral. Esto implica la necesidad de identificar y evaluar cada uno de los factores de riesgo presentes en el puesto de trabajo de la mujer embarazada.

Entre dichos riesgos se encuentran los de origen ergonómico. Unas condiciones de trabajo ergonómicas suponen una oportunidad única para que la mujer se mantenga activa y en forma, tanto física como psicológicamente.





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