Las pruebas hidrostáticas son un método esencial para garantizar la seguridad e integridad estructural de los cilindros de aire comprimido, utilizados en equipos de respiración autónoma (ERA), sistemas de buceo, extintores, equipos de buceo industrial y en la industria del gas. Estas pruebas consisten en someter el cilindro a una presión interna superior a la de servicio, utilizando agua como medio de prueba, con el fin de detectar posibles deformaciones, fugas o fallas en el material que pudieran comprometer su resistencia durante el uso normal.
Durante el ensayo, el cilindro se llena completamente con agua y se presuriza en una cámara sellada o banco de prueba especializado. La presión aplicada suele ser 1.5 veces la presión de trabajo nominal; por ejemplo, un cilindro con presión de servicio de 200 bar se somete a aproximadamente 300 bar durante la prueba. Se mide la expansión permanente y la expansión total: si la expansión permanente supera el 10% de la expansión total, el cilindro se considera no apto para uso. Este método permite identificar microfisuras o debilitamientos del acero o material compuesto, sin riesgo de explosión violenta, ya que el agua es incompresible y evita acumulaciones de energía elástica.
En México, la verificación y mantenimiento de los cilindros está regulada principalmente por las Normas Oficiales Mexicanas aplicables a equipos presurizados, tales como la NOM-020-STPS-2011, que establece las condiciones de seguridad para recipientes sujetos a presión, recipientes criogénicos y generadores de vapor. Además, los cilindros utilizados en equipos de respiración autónoma deben cumplir con los estándares DOT (Department of Transportation) o ISO 9809-1 / ISO 11119, dependiendo de su tipo de fabricación (acero o material compuesto). Estas normas internacionales especifican los intervalos y procedimientos de prueba hidrostática y los requisitos de marcado que deben grabarse en el cuello o cuerpo del cilindro.
Por regla general, los cilindros de acero o de aluminio sin refuerzo compuesto deben someterse a prueba cada 5 años a partir de la fecha de fabricación o de la última prueba. Sin embargo, los cilindros que presentan una estrella de cinco puntas grabada junto a la fecha de la prueba (por ejemplo, “05★25”) están certificados para extender su periodo de aprobación hasta 10 años, siempre que cumplan con los requisitos de materiales, espesores y ensayos definidos por el DOT (49 CFR 180.209) o el organismo normativo correspondiente. Este símbolo indica que el cilindro ha sido fabricado bajo especificaciones especiales y puede mantenerse en servicio por el doble del tiempo habitual sin comprometer la seguridad.
El cumplimiento de estas pruebas es fundamental para prevenir accidentes derivados de rupturas o fugas en cilindros presurizados, especialmente en entornos donde los equipos de respiración autónoma son vitales para la protección de la vida humana, como en la lucha contra incendios, espacios confinados o rescate industrial. La omisión o retraso en la prueba puede implicar la invalidez del certificado de conformidad y la inhabilitación del equipo conforme a las políticas de seguridad establecidas por la STPS y las autoridades competentes.
Finalmente, los cilindros que no superan la prueba hidrostática deben ser retirados del servicio y destruidos conforme a las normas de seguridad y procedimientos ambientales, asegurando la trazabilidad mediante el registro de los resultados en la bitácora de mantenimiento. De este modo, las pruebas hidrostáticas no solo son una exigencia técnica y legal, sino una garantía de seguridad, confiabilidad y cumplimiento normativo para todas las industrias que dependen del aire comprimido como medio vital de protección respiratoria.