El aire comprimido utilizado en los equipos de respiración autónoma (SCBA, por sus siglas en inglés) constituye la fuente vital de oxígeno para trabajadores expuestos a atmósferas peligrosas, tóxicas o con deficiencia de oxígeno. La pureza de este aire es esencial para garantizar la seguridad y salud de los usuarios, por lo que organismos internacionales como la Compressed Gas Association (CGA), la National Fire Protection Association (NFPA) y la Occupational Safety and Health Administration (OSHA) han establecido normas rigurosas que regulan su calidad, composición y condiciones de almacenamiento.
Estas normas definen parámetros específicos que deben cumplir los gases respirables contenidos en los cilindros de aire, garantizando que el aire suministrado sea limpio, seco, libre de olores y de contaminantes tóxicos o inflamables. A continuación, se analizan los principales estándares de referencia y los parámetros técnicos que determinan la calidad del aire para uso en SCBA.
Las normas más reconocidas que regulan la calidad del aire comprimido son:
CGA G-7.1-2011 (Grado D y Grado L): Establece los límites de impurezas permitidas en el aire respirable utilizado en entornos industriales y de emergencia.
NFPA 1989-2013: Norma orientada al aire respirable empleado por bomberos y personal de rescate.
OSHA 29 CFR 1910.134 (2004): Regula la calidad del aire respirable para la protección respiratoria en entornos laborales.
Estas normas establecen concentraciones máximas de contaminantes como monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO₂), humedad, aceite y compuestos orgánicos volátiles, además de definir rangos aceptables de oxígeno (O₂) y otros gases presentes en el aire comprimido.
Cada estándar especifica límites de concentración que deben ser controlados mediante análisis periódicos de laboratorio. Los parámetros más importantes incluyen:
Monóxido de Carbono (CO)
El CO es un gas tóxico e incoloro que puede provocar intoxicación severa incluso en concentraciones bajas.
Los límites aceptables varían entre 5 y 10 ppm, siendo la norma NFPA 1989-2013 la más estricta con un máximo de 5 ppm, mientras que las normas CGA y OSHA permiten hasta 10 ppm. La presencia de CO en el aire comprimido generalmente se asocia a una combustión incompleta en los compresores o a contaminación cruzada con gases de escape.
Dióxido de Carbono (CO₂)
El CO₂ se considera un indicador de contaminación general. Un exceso puede causar fatiga, dolor de cabeza o pérdida de conciencia.
Todas las normas coinciden en un límite máximo de 1,000 ppm para garantizar un ambiente respirable y evitar acumulaciones que comprometan la oxigenación del usuario.
Humedad (H₂O)
El contenido de vapor de agua es un factor determinante, ya que el aire húmedo puede causar congelamiento en válvulas y reguladores o corrosión interna de los cilindros.
La CGA Grado L y la NFPA imponen límites más bajos (24 ppm) con un punto de rocío de -65°F, mientras que la CGA Grado D y la OSHA permiten hasta 67 ppm y un punto de rocío de -50°F. Cuanto más bajo es el punto de rocío, más seco es el aire, lo que resulta esencial en operaciones de rescate o combate de incendios.
Aceite (OIL)
El aceite lubricante proveniente de compresores es un contaminante crítico. Puede generar neumonitis, irritación pulmonar o fallas en los filtros respiratorios.
El límite aceptado por CGA y OSHA es de 5 mg/m³, mientras que NFPA restringe el valor a 2 mg/m³, lo que exige sistemas de filtración de alta eficiencia.
Oxígeno (O₂)
El oxígeno debe mantenerse en un rango seguro de 19.5 % a 23.5 %. Una concentración menor puede causar hipoxia, y una mayor incrementa el riesgo de incendio o explosión. Este rango asegura la estabilidad fisiológica del usuario y la seguridad del equipo.
Hidrocarburos Totales (THC)
Los hidrocarburos presentes en el aire pueden afectar la salud y alterar el funcionamiento de válvulas y filtros.
Aunque la mayoría de normas no los regulan directamente (N/A), la NFPA 1989 establece un límite de 25 ppm como medida preventiva ante riesgos por vapores inflamables o cancerígenos.
Olor
El aire respirable no debe tener olor perceptible. Todas las normas coinciden en que debe ser “None/Slight”, es decir, sin olor o con un olor apenas detectable. Un olor fuerte es señal de contaminación y requiere desecho inmediato del contenido del cilindro.
CGA Grade D: Se aplica comúnmente al aire usado en ambientes industriales donde se requiere respiración asistida.
CGA Grade L: Específicamente diseñado para equipos SCBA, con mayores exigencias en humedad y punto de rocío.
NFPA 1989: El más estricto en control de contaminantes; se enfoca en el aire usado por bomberos y personal de rescate, garantizando un nivel máximo de pureza.
OSHA 1910.134: Obliga a los empleadores a proporcionar aire respirable que cumpla con los estándares de CGA Grade D o superiores, bajo pena de sanciones.
Las estaciones de recarga de aire y los equipos SCBA deben someterse a análisis de calidad del aire al menos una vez cada tres meses o después de cualquier mantenimiento del compresor. Estos análisis verifican la ausencia de contaminantes y el cumplimiento de los parámetros establecidos. En México, aunque no existe una NOM específica equivalente, las empresas suelen adoptar los criterios de la CGA, NFPA y OSHA como referencia técnica internacional para garantizar seguridad y compatibilidad con equipos de uso global.
La calidad del aire respirable en los equipos SCBA es un factor determinante en la seguridad ocupacional y la supervivencia de quienes trabajan en atmósferas peligrosas. Cumplir con las especificaciones de la CGA, NFPA y OSHA asegura que el aire suministrado esté libre de contaminantes tóxicos, sea seco, inodoro y mantenga una concentración estable de oxígeno. La implementación de programas de control de calidad, mantenimiento preventivo y pruebas regulares es esencial para evitar intoxicaciones, fallas operativas y accidentes fatales.
El aire comprimido en un cilindro de respiración no es simplemente “aire embotellado”: es una mezcla vital que debe cumplir criterios de pureza, seguridad y rendimiento tan estrictos como los exigidos por las normas internacionales que protegen la vida en las condiciones más extremas.