La protección respiratoria es una medida esencial en los entornos industriales donde los trabajadores están expuestos a contaminantes como humos metálicos, gases, vapores y partículas finas. En los procesos de soldadura, estos contaminantes se generan por la fusión de metales, recubrimientos y materiales de aporte, representando un riesgo directo para los pulmones y el sistema respiratorio. Los respiradores N, R y P, comúnmente conocidos como NPR, son los más utilizados en la industria para proteger a los soldadores y trabajadores expuestos a aerosoles sólidos y líquidos. Su clasificación proviene del NIOSH (National Institute for Occupational Safety and Health) y está reconocida en México bajo la NOM-116-STPS-2009, norma que establece los métodos de prueba para equipos de protección respiratoria contra partículas.
Los respiradores tipo N son aquellos no resistentes a los aceites. Su uso es apropiado en ambientes donde las partículas contaminantes no contienen aceites o lubricantes, como ocurre en la soldadura por arco (SMAW), MIG o TIG sobre acero al carbono o inoxidable en condiciones limpias y con buena ventilación. Se dividen en tres niveles de eficiencia: N95, N99 y N100, los cuales filtran al menos el 95 %, 99 % y 99.97 % de las partículas en el aire respectivamente. El N100 es el de mayor eficiencia dentro de esta categoría, recomendado para soldaduras prolongadas y con alta generación de humos metálicos. Sin embargo, su limitación radica en que pierde efectividad si el aire contiene aceites o neblinas lubricantes.
Por otro lado, los respiradores tipo R son resistentes a aerosoles con aceite por un periodo limitado, usualmente un turno de trabajo (8 horas continuas). Estos respiradores, como el R95, están diseñados para ambientes donde pueda existir una exposición esporádica a vapores o neblinas aceitosas, como en talleres donde se utilizan aceites de corte o lubricantes. Su vida útil es más corta, ya que el contacto prolongado con el aceite degrada el material filtrante, reduciendo su capacidad de retención de partículas. Aun así, representan una opción intermedia para actividades de mantenimiento, reparación o soldadura ligera en áreas donde el aceite esté presente de forma temporal o intermitente.
La categoría P ofrece la máxima protección frente a partículas y aerosoles con o sin aceite. Los respiradores P95, P99 y P100 están fabricados con materiales que mantienen su eficiencia incluso tras una exposición prolongada a aceites, grasas o neblinas lubricantes. Son ideales para soldaduras en acero inoxidable, aluminio, galvanizado o piezas recubiertas, donde se liberan óxidos metálicos altamente tóxicos, como el óxido de cromo o el óxido de manganeso. Además, el P100, al filtrar el 99.97 % de las partículas, se considera el estándar más alto de protección respiratoria en ambientes industriales. Su uso es recomendado en procesos de soldadura intensivos, cabinas cerradas o zonas con ventilación deficiente.
La correcta selección del respirador no depende únicamente del tipo de clasificación (N, R o P), sino también de los niveles de concentración de contaminantes y la evaluación de higiene industrial. De acuerdo con la NOM-017-STPS-2024, el empleador está obligado a realizar estudios que determinen el nivel de exposición a agentes químicos y físicos, seleccionando el respirador adecuado en función del riesgo. En muchos casos, el uso de respiradores con filtros combinados (por ejemplo, P100 + OV, para vapores orgánicos y humos metálicos) es necesario cuando el trabajador está expuesto a múltiples contaminantes. Además, en espacios confinados o con deficiencia de oxígeno, se requiere un respirador de suministro de aire (SAR) o un sistema purificador de aire motorizado (PAPR).
En conclusión, los respiradores N, R y P (NRP) constituyen una herramienta vital dentro del Programa de Protección Respiratoria que todo centro de trabajo debe implementar conforme a las normativas mexicanas de seguridad e higiene. Su elección debe basarse en una evaluación técnica que considere la naturaleza del contaminante, su concentración, la duración de la exposición y la compatibilidad con otros equipos de protección personal, como caretas o cascos de soldador. La capacitación del personal en el uso, mantenimiento y ajuste facial del respirador (fit test) es igualmente esencial para garantizar su efectividad. Invertir en respiradores certificados y correctamente seleccionados no solo protege la salud del trabajador, sino que contribuye a reducir enfermedades pulmonares ocupacionales y fortalecer una cultura de seguridad industrial responsable y sostenible.