El pterigión es un crecimiento anormal de tejido conjuntival sobre la córnea, la parte frontal y transparente del ojo. Aunque no es una afección maligna, el pterigión puede causar molestias estéticas y funcionales, así como afectar la visión en casos avanzados. Este crecimiento, que suele comenzar en la parte interna del ojo y extenderse hacia la córnea, está asociado con la exposición prolongada a factores ambientales como la luz solar y el viento. En este artículo, exploraremos las causas, síntomas, tratamiento y medidas preventivas para el pterigión, dirigido tanto al público general como a profesionales de la salud.
El pterigión es un crecimiento fibrovascular benigno de la conjuntiva, la membrana delgada que cubre la parte blanca del ojo (esclerótica) y el interior de los párpados. Este tejido anormal se extiende desde la conjuntiva hasta la córnea, lo que puede interferir con la visión si el crecimiento avanza lo suficiente.
Clasificación según la extensión del pterigión:
Pterigión grado 1: El crecimiento afecta solo a la conjuntiva sin invadir la córnea.
Pterigión grado 2: El crecimiento invade la córnea, pero no llega al eje visual (área central de la córnea).
Pterigión grado 3: El crecimiento invade el eje visual, lo que puede causar problemas de visión significativos.
La causa exacta del pterigión no se comprende completamente, pero se cree que está relacionada con la exposición a factores ambientales, particularmente la radiación ultravioleta (UV). Otros factores que contribuyen incluyen:
Exposición a la radiación ultravioleta (UV): El pterigión es más común en personas que viven en áreas con altos niveles de radiación solar, como regiones ecuatoriales y áreas con climas soleados.
Irritación crónica: El viento, el polvo y el humo pueden irritar los ojos y contribuir al desarrollo de pterigión.
Edad: Es más común en personas mayores de 40 años.
Ojos secos: La sequedad ocular crónica puede predisponer al desarrollo de pterigión.
El pterigión puede no causar síntomas en sus etapas iniciales, pero a medida que crece, los pacientes pueden experimentar una variedad de síntomas que incluyen:
Crecimiento visible en el ojo: Un crecimiento carnoso de color blanco o rosado en la parte interna del ojo que se extiende hacia la córnea.
Irritación y enrojecimiento: El crecimiento del pterigión puede provocar inflamación, enrojecimiento y sensación de ardor o picazón.
Sensación de cuerpo extraño: Los pacientes a menudo describen la sensación de tener algo en el ojo, lo que puede causar molestias constantes.
Visión borrosa: En casos más avanzados, el pterigión puede invadir el eje visual y distorsionar la visión.
Sequedad ocular: El pterigión puede interferir con la producción y distribución de lágrimas, lo que agrava los síntomas de sequedad ocular.
El diagnóstico del pterigión generalmente se realiza mediante un examen oftalmológico. El médico oftalmólogo puede identificar el crecimiento mediante un simple examen visual del ojo con una lámpara de hendidura. Además, es importante diferenciar el pterigión de otros crecimientos oculares, como el pingüécula, una lesión amarillenta benigna que también se desarrolla en la conjuntiva pero no invade la córnea.
En casos en los que el pterigión afecta la visión o parece crecer rápidamente, el oftalmólogo puede realizar pruebas adicionales para evaluar el impacto en la córnea y el eje visual.
El tratamiento del pterigión depende de la gravedad de los síntomas y la extensión del crecimiento. En los casos leves, el tratamiento suele ser conservador, mientras que en casos más graves puede ser necesario recurrir a la cirugía.
1. Tratamiento conservador
En las etapas iniciales o cuando el pterigión no afecta la visión, se puede utilizar un enfoque no quirúrgico:
Gotas oculares lubricantes: Las lágrimas artificiales ayudan a mantener el ojo hidratado y a aliviar la irritación.
Gotas antiinflamatorias: Los corticosteroides o los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) en forma de gotas pueden reducir la inflamación y aliviar el enrojecimiento.
2. Cirugía
En los casos en los que el pterigión afecta la visión o provoca molestias severas, el tratamiento quirúrgico puede ser necesario. El procedimiento quirúrgico más común es la escisión del pterigión.
Escisión del pterigión: Se trata de un procedimiento en el que se elimina el crecimiento anormal. En muchos casos, el cirujano realiza un autoinjerto conjuntival, utilizando tejido sano de otra parte del ojo para cubrir el área afectada, lo que reduce la probabilidad de que el pterigión vuelva a aparecer.
Injerto amniótico: En algunos casos, se puede usar una membrana amniótica en lugar de un autoinjerto conjuntival para ayudar en la curación.
Aunque la cirugía es efectiva para eliminar el pterigión, existe un riesgo de recurrencia, especialmente si el paciente continúa expuesto a factores ambientales de riesgo, como la radiación UV.
3. Terapias adyuvantes
En algunos casos, se pueden usar tratamientos adicionales para reducir la recurrencia del pterigión, como:
Mitomicina C: Un agente quimioterapéutico que se aplica durante la cirugía para inhibir el crecimiento celular y reducir el riesgo de recurrencia.
Radioterapia: En casos seleccionados, la radioterapia puede usarse para prevenir la reaparición del pterigión, aunque no es un tratamiento común.
Dado que la exposición a la radiación UV es uno de los principales factores de riesgo, las siguientes medidas preventivas pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar pterigión:
Uso de gafas de sol: Las gafas de sol que bloquean los rayos UV son esenciales para proteger los ojos de la radiación solar y prevenir el desarrollo o progresión del pterigión.
Sombreros de ala ancha: Además de las gafas de sol, los sombreros de ala ancha pueden proporcionar una protección adicional contra la exposición solar directa.
Evitar la exposición al viento y al polvo: Si trabaja o vive en ambientes polvorientos o ventosos, considere usar gafas protectoras para reducir la irritación ocular.
Mantener los ojos hidratados: El uso regular de lágrimas artificiales puede ayudar a mantener la superficie ocular lubricada y reducir el riesgo de irritación crónica.
El pterigión es un crecimiento benigno que puede causar síntomas molestos y, en casos avanzados, afectar la visión. Aunque su causa no se comprende completamente, la exposición prolongada a la radiación ultravioleta y otros irritantes ambientales juegan un papel importante en su desarrollo. El tratamiento varía según la severidad del pterigión, y las opciones van desde el uso de gotas oculares lubricantes hasta la cirugía para los casos más graves. La prevención, mediante la protección contra la radiación UV y la irritación ocular, es fundamental para reducir el riesgo de aparición o recurrencia del pterigión.