Asfixiante simple: "Los gases inertes que desplazan al aire por lo que disminuyen la concentración de oxígeno, sin otros efectos importantes."
Un asfixiante simple, también conocido como gas asfixiante simple, es una sustancia química que, cuando está presente en concentraciones suficientemente altas en el aire, puede desplazar el oxígeno necesario para la respiración y provocar asfixia. Estos gases no son tóxicos en sí mismos, pero pueden causar daño al reducir la concentración de oxígeno en el ambiente, lo que lleva a la falta de oxígeno en el cuerpo.
Los asfixiantes simples pueden ser de dos tipos principales:
Asfixiantes simples inertes: Estos gases son químicamente inertes y no reaccionan con otras sustancias en el ambiente. El nitrógeno (N2) y el argón (Ar) son ejemplos de asfixiantes simples inertes. Estos gases, cuando se liberan en un espacio confinado, pueden desplazar el oxígeno, lo que puede llevar a la asfixia si las concentraciones de oxígeno en el aire caen por debajo de niveles seguros.
Asfixiantes simples químicos: A diferencia de los inertes, estos gases pueden tener efectos tóxicos además de su capacidad para desplazar el oxígeno. Por ejemplo, el monóxido de carbono (CO) es un asfixiante químico simple que puede unirse a la hemoglobina en la sangre y reducir la capacidad de transporte de oxígeno, lo que puede ser letal en concentraciones elevadas.
La presencia de asfixiantes simples en el lugar de trabajo o en cualquier otro entorno debe ser controlada y monitoreada de cerca para prevenir riesgos para la salud y la seguridad. Esto puede implicar medidas de control, como ventilación adecuada, el uso de detectores de gas y la capacitación de los trabajadores sobre los riesgos asociados con estas sustancias. Además, se deben seguir estrictamente las regulaciones y prácticas de seguridad ocupacional para minimizar el riesgo de asfixia debido a asfixiantes simples.