La posible relación entre la exposición a campos electromagnéticos (CEM), particularmente de frecuencia extremadamente baja (ELF, por sus siglas en inglés), y la leucemia infantil, ha sido objeto de debate científico durante más de cuatro décadas. Este interés surge porque, a pesar de que los CEM no son radiación ionizante y carecen de la energía suficiente para dañar directamente el ADN, algunos estudios epidemiológicos han sugerido una asociación con ciertos tipos de cáncer en la infancia, principalmente la leucemia.
La investigación más consistente se ha enfocado en niños que residen cerca de líneas de transmisión eléctrica de alta tensión, donde los niveles de exposición a campos magnéticos son más altos de lo habitual.
Un análisis conjunto de nueve estudios epidemiológicos encontró que los niños expuestos a niveles de ≥ 0,4 microteslas (µT) tenían aproximadamente el doble de riesgo de desarrollar leucemia en comparación con aquellos expuestos a valores más bajos. De forma ilustrativa, si en condiciones normales uno de cada cien niños desarrollara leucemia, en este escenario serían dos de cada cien.
Posteriormente, un meta-análisis que integró 15 estudios reportó un aumento de riesgo de 1,7 veces para quienes vivían en entornos con ≥ 0,3 µT. Otros análisis más recientes, que incluyeron investigaciones posteriores al año 2000, han mostrado un incremento menor, alrededor de 1,4 veces, lo que sugiere que la relación podría ser más débil de lo que inicialmente se pensaba.
Lo relevante es que muy pocos niños alcanzan estos niveles de exposición. Se estima que menos del 1 % de la población infantil está expuesta a campos magnéticos de 0,4 µT o más. Por ello, aunque el riesgo relativo puede duplicarse, el impacto en términos de casos totales de leucemia es reducido.
Incluso en escenarios de asociación causal, los cálculos sugieren que entre el 0,2 % y el 4,9 % de los casos de leucemia infantil en el mundo podrían atribuirse a la exposición a CEM de alta intensidad.
Hasta ahora, no se ha demostrado un mecanismo biológico claro que explique cómo los campos electromagnéticos podrían inducir leucemia. A diferencia de la radiación ionizante, que puede causar mutaciones directas en el ADN, los CEM de baja frecuencia no tienen energía suficiente para hacerlo.
Las hipótesis en estudio incluyen:
Alteraciones en la regulación epigenética.
Efectos sobre el sistema inmunológico.
Cambios en los procesos de señalización celular.
No obstante, estas teorías aún carecen de evidencia concluyente en humanos.
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha clasificado los campos magnéticos de frecuencia extremadamente baja como “posiblemente carcinogénicos para los humanos” (Grupo 2B), debido a la evidencia limitada en estudios sobre leucemia infantil.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) coincide en que los datos disponibles no son suficientes para establecer una relación causal, aunque reconoce la importancia de seguir investigando.
Desde una perspectiva de salud pública, el hallazgo más consistente es que la exposición a niveles de ≥ 0,4 µT, aunque rara, se asocia al mayor riesgo relativo de leucemia infantil reportado hasta la fecha. Esto pone de relieve la importancia de considerar la ubicación de residencias, escuelas y áreas de juego en relación con las infraestructuras eléctricas de alta tensión.
Si bien no se recomienda generar alarma, la aplicación del principio de precaución es fundamental: diseñar entornos urbanos que minimicen la exposición innecesaria a campos electromagnéticos de alta intensidad puede ser una medida prudente mientras la ciencia sigue avanzando en este terreno.
El escenario de mayor probabilidad de asociación entre campos electromagnéticos y leucemia infantil ocurre en niños expuestos de manera continua a niveles de ≥ 0,4 µT, lo que se traduce en un riesgo aproximadamente dos veces mayor de desarrollar la enfermedad. A pesar de ello, la exposición a estos niveles es poco común, por lo que su impacto global sobre la incidencia de leucemia es limitado.
La evidencia disponible hasta hoy es sugestiva pero no concluyente. En consecuencia, la comunidad científica mantiene un enfoque de cautela, mientras que organismos internacionales promueven seguir investigando y aplicar medidas preventivas razonables en la planeación urbana y la salud ambiental.
Puedes concer más del tema en:
https://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/radiacion/hoja-informativa-campos-electromagneticos