La presión de trabajo es un parámetro técnico fundamental en los equipos de respiración autónoma (ERA), ya que determina la cantidad de aire disponible, la duración del equipo, el tipo de materiales del cilindro, el sistema de reducción de presión y los procedimientos de mantenimiento y seguridad. En términos generales, la presión de trabajo se refiere a la presión máxima a la que el cilindro puede ser cargado y operado de manera segura, conforme a las especificaciones del fabricante y las normas de diseño y certificación.
Los ERA se clasifican, de acuerdo con la presión interna de sus cilindros, en baja presión, media presión y alta presión. Cada categoría responde a distintos contextos operativos, desde entrenamientos y rescates de corta duración hasta operaciones industriales y de emergencia prolongadas.
Los equipos de respiración autónoma de baja presión trabajan generalmente entre 100 y 200 bar. Son sistemas más ligeros, sencillos de operar y con menor exigencia estructural en el cilindro. Se utilizan comúnmente en entrenamientos, simulacros, rescates breves o tareas de corta exposición a atmósferas contaminadas o con bajo contenido de oxígeno.
Características principales:
Cilindros fabricados de acero al carbono o aluminio, diseñados para soportar presiones moderadas.
Menor autonomía, habitualmente entre 15 y 30 minutos, dependiendo del consumo del usuario.
Reguladores y válvulas de menor complejidad técnica.
Ventajas:
Equipos más ligeros y económicos.
Mantenimiento más simple.
Adecuados para capacitación y trabajos de inspección o rescate de corta duración.
Desventajas:
Capacidad de aire limitada.
No recomendados para operaciones prolongadas o en entornos de alto riesgo.
Usos comunes:
Capacitaciones, rescates iniciales, inspecciones rápidas en espacios confinados, brigadas de entrenamiento o simulacros.
Los ERA de media presión operan en un rango de 200 a 250 bar, lo que representa el estándar más utilizado en el ámbito industrial y de emergencia. Estos equipos ofrecen un equilibrio entre autonomía, peso y seguridad, siendo los más empleados por bomberos, brigadas de rescate y trabajadores industriales.
Características principales:
Cilindros de acero o aluminio con recubrimientos especiales.
Autonomía promedio de 30 a 45 minutos en condiciones normales de trabajo.
Reguladores de presión de dos etapas para garantizar un flujo estable de aire respirable.
Alarmas de baja presión que se activan generalmente al descender a 50 bar.
Ventajas:
Buena relación entre peso, autonomía y seguridad.
Componentes robustos y alta confiabilidad.
Compatibles con la mayoría de los accesorios y normas internacionales (NFPA, EN, ISO).
Desventajas:
Peso moderado, lo que puede afectar la movilidad en espacios reducidos.
Necesitan revisiones periódicas de válvulas y manómetros.
Usos comunes:
Operaciones de rescate urbano, combate de incendios, mantenimiento industrial, plantas petroquímicas, trabajos en altura y zonas con atmósferas peligrosas.
Los equipos de alta presión trabajan con cilindros que operan entre 300 y 350 bar, proporcionando una mayor cantidad de aire en un volumen relativamente pequeño. Gracias a los avances en materiales compuestos, estos equipos ofrecen larga autonomía con menor peso, lo que los hace ideales para rescate en túneles, minas, espacios confinados y misiones de larga duración.
Características principales:
Cilindros fabricados con materiales compuestos de fibra de carbono, kevlar o vidrio sobre una base de aluminio.
Autonomía que puede superar 60 a 90 minutos, dependiendo del esfuerzo físico.
Sistemas de válvulas y reguladores de alta precisión, diseñados para presiones extremas.
Peso reducido (hasta un 30% menos que un cilindro de acero convencional).
Ventajas:
Mayor duración operativa.
Excelente relación peso-capacidad.
Aprobados para misiones críticas donde la recarga inmediata no es posible.
Desventajas:
Costo más elevado de los cilindros y mantenimiento especializado.
Requieren estaciones de carga certificadas para alta presión.
Mayor control en la revisión de seguridad por riesgo de ruptura por sobrepresión.
Usos comunes:
Bomberos forestales, rescates subterráneos, operaciones industriales prolongadas, minería, entornos marinos, emergencias químicas y situaciones donde la evacuación o rescate pueda extenderse.
Los cilindros y válvulas de los ERA deben cumplir con normas de diseño y prueba específicas que garanticen su resistencia a la presión y su seguridad en el uso. Entre las principales referencias se encuentran:
ISO 9809-1 y 9809-2: Cilindros de acero sin costura para gases comprimidos.
ISO 11119-2: Cilindros compuestos para alta presión.
EN 137: Requisitos para ERA de aire comprimido.
NFPA 1981: Especificaciones para equipos de respiración autónoma en bomberos.
NOM-017-STPS-2008: Uso y mantenimiento del equipo de protección personal.
Asimismo, las pruebas hidrostáticas de los cilindros deben realizarse cada cinco años, y las estaciones de carga deben estar debidamente calibradas y certificadas conforme a los estándares de seguridad vigentes.
La clasificación por presión de trabajo permite seleccionar el tipo de ERA adecuado en función de la duración requerida, el entorno operativo y el nivel de riesgo. Los equipos de baja presión ofrecen practicidad y bajo costo para tareas cortas; los de media presión son la opción más versátil para la mayoría de las operaciones industriales y de rescate; mientras que los de alta presión brindan la máxima autonomía en condiciones extremas. La correcta elección, combinada con un mantenimiento preventivo y el cumplimiento de las normas de seguridad, garantiza la protección respiratoria efectiva en cualquier ambiente hostil o deficiente en oxígeno.