El oído externo es la parte del oído que incluye el pabellón auricular y el conducto auditivo externo, encargado de recoger las ondas sonoras y dirigirlas hacia el tímpano. Esta área del oído puede verse afectada por diversas enfermedades infecciosas, siendo la más común la otitis externa infecciosa, también conocida como otitis del nadador. Se trata de una infección que afecta el conducto auditivo externo y, si no se trata adecuadamente, puede extenderse a las estructuras cercanas.
Este artículo está diseñado para proporcionar una comprensión clara de las infecciones del oído externo, abordando las causas, los síntomas, el diagnóstico, las complicaciones y las opciones de tratamiento, dirigido tanto al público en general como a profesionales de la salud.
La otitis externa infecciosa es una inflamación e infección del conducto auditivo externo, generalmente causada por bacterias u hongos. El término "otitis del nadador" es comúnmente utilizado porque el contacto prolongado con el agua, como al nadar, puede favorecer el desarrollo de esta infección. El exceso de humedad en el oído crea un ambiente favorable para el crecimiento de microorganismos, debilitando la piel del conducto auditivo y facilitando la entrada de bacterias o hongos.
La otitis externa puede ser causada por diferentes agentes infecciosos, siendo los más comunes las bacterias y los hongos. Las principales causas incluyen:
1. Bacterias
Las infecciones bacterianas son las causas más comunes de otitis externa. Los patógenos más frecuentemente implicados incluyen:
Pseudomonas aeruginosa: Una bacteria común en el agua que prospera en ambientes húmedos y es la principal causante de la otitis del nadador.
Staphylococcus aureus: Otra bacteria común en infecciones de la piel y tejidos blandos que puede afectar el oído externo.
2. Hongos (otomicosis)
Las infecciones fúngicas son menos comunes que las bacterianas, pero pueden ocurrir, especialmente en climas cálidos y húmedos. Los hongos responsables de la otitis externa incluyen:
Aspergillus y Candida: Ambos pueden prosperar en ambientes húmedos y causar infecciones recurrentes en personas con otitis crónica o después de un tratamiento prolongado con antibióticos.
3. Factores predisponentes
Algunas condiciones predisponen a las personas a desarrollar otitis externa infecciosa, como:
Exposición al agua: La acumulación de agua en el conducto auditivo después de nadar o bañarse puede alterar el ambiente natural del oído y facilitar el crecimiento bacteriano.
Lesiones en el conducto auditivo: Rascarse el oído o usar objetos, como hisopos de algodón, pueden dañar la piel del canal auditivo, favoreciendo la entrada de microorganismos.
Exceso de cerumen: Una acumulación excesiva de cerumen puede retener agua y crear un ambiente favorable para las infecciones.
Alergias o irritantes: El uso de productos irritantes, como tintes para el cabello o productos para la limpieza del oído, puede inflamar el conducto auditivo, favoreciendo la infección.
Los síntomas de la otitis externa infecciosa suelen desarrollarse de manera rápida y pueden variar en intensidad, dependiendo de la gravedad de la infección. Entre los síntomas más comunes se incluyen:
Dolor de oído (otalgia): El dolor es el síntoma más frecuente y puede ser intenso, especialmente al tocar o mover la oreja.
Sensación de plenitud o presión en el oído: Algunas personas experimentan una sensación de oído taponado o bloqueado.
Secreción del oído (otorrea): Puede haber drenaje de líquido claro, amarillento o pus desde el conducto auditivo.
Picazón: El conducto auditivo puede estar irritado, lo que provoca picazón constante.
Pérdida auditiva temporal: La inflamación o la acumulación de secreciones puede bloquear el conducto auditivo y causar pérdida de audición temporal.
Enrojecimiento e hinchazón: El conducto auditivo externo puede estar enrojecido e hinchado.
En casos graves, la infección puede extenderse más allá del oído externo y causar complicaciones como fiebre, dolor que se extiende hacia la mandíbula o el cuello, o inflamación de los ganglios linfáticos cercanos.
El diagnóstico de la otitis externa se basa en la evaluación clínica del paciente. Un médico especialista en otorrinolaringología o un médico general suele realizar el diagnóstico mediante:
Historia clínica: Se revisan los síntomas, el historial de exposición al agua, la presencia de factores predisponentes y cualquier lesión en el oído.
Otoscopia: Es un examen visual del conducto auditivo externo utilizando un otoscopio. Esto permite al médico observar cualquier enrojecimiento, hinchazón, secreciones o daño en la piel del conducto.
Cultivo de secreciones: En casos más graves o recurrentes, se puede tomar una muestra de las secreciones del oído para identificar el agente infeccioso, especialmente si se sospecha de una infección por hongos.
Si la otitis externa no se trata de manera adecuada, pueden surgir complicaciones. Algunas de las más graves incluyen:
Celulitis periauricular: Una infección bacteriana de los tejidos blandos que rodean el oído.
Otitis externa maligna: Una infección rara y grave que ocurre principalmente en personas inmunocomprometidas, como los diabéticos. En esta afección, la infección se extiende a los huesos del cráneo y puede ser potencialmente mortal si no se trata adecuadamente.
Perforación timpánica: Aunque poco común, en algunos casos la infección puede afectar el tímpano, provocando su perforación y comprometiendo la audición.
El tratamiento de la otitis externa infecciosa tiene como objetivo aliviar los síntomas, eliminar el agente infeccioso y prevenir complicaciones. Las opciones de tratamiento incluyen:
1. Limpieza del oído
El primer paso en el tratamiento de la otitis externa es limpiar suavemente el conducto auditivo para eliminar el exceso de cerumen, secreciones o detritos, lo que puede mejorar la eficacia de los medicamentos tópicos. Este procedimiento debe ser realizado por un profesional de la salud.
2. Medicamentos tópicos
La mayoría de los casos de otitis externa se tratan con gotas óticas, que pueden contener:
Antibióticos: Para eliminar las bacterias responsables de la infección.
Corticosteroides: Para reducir la inflamación y aliviar el dolor.
Antimicóticos: En el caso de infecciones por hongos, se utilizan gotas con agentes antifúngicos como el clotrimazol.
3. Analgesia
El dolor puede ser intenso, por lo que se pueden recetar analgésicos de venta libre o bajo prescripción médica para aliviar los síntomas.
4. Evitar la exposición al agua
Mientras se recibe tratamiento, es importante evitar que el agua entre en el oído afectado. En algunos casos, se recomienda el uso de tapones para los oídos o evitar actividades como nadar.
5. Tratamiento en casos graves
En infecciones graves o recurrentes, puede ser necesario el uso de antibióticos orales o intravenosos, especialmente si la infección se ha diseminado fuera del oído. En casos de otitis externa maligna, el tratamiento puede incluir hospitalización y terapia con antibióticos de amplio espectro.
Existen varias medidas que pueden tomarse para prevenir la otitis externa infecciosa, especialmente en personas con mayor riesgo:
Mantener los oídos secos: Secar los oídos cuidadosamente después de nadar o bañarse. El uso de tapones para los oídos al nadar puede ayudar a reducir la exposición al agua.
Evitar la inserción de objetos en el oído: Evitar el uso de hisopos de algodón o introducir otros objetos en el oído, ya que pueden causar daños e irritaciones que facilitan las infecciones.
Utilizar gotas preventivas: En nadadores frecuentes o personas propensas a la otitis externa, se pueden usar gotas preventivas de alcohol y vinagre para secar y acidificar el conducto auditivo.
La otitis externa infecciosa, conocida también como otitis del nadador, es una infección común que afecta el oído externo, frecuentemente relacionada con la exposición al agua y la humedad. Si bien suele ser una afección leve que responde bien al tratamiento tópico, la otitis externa puede causar complicaciones graves si no se trata adecuadamente. Los profesionales de la salud deben estar atentos a los síntomas de esta infección y proporcionar un manejo oportuno, mientras que el público en general debe tomar precauciones para mantener sus oídos secos y evitar prácticas que puedan aumentar el riesgo de infección.