Acanthamoeba es un género de amebas de vida libre que se encuentra en diversas fuentes ambientales, como suelos, agua dulce, aire, y sistemas de agua tratada. Estas amebas son microscópicas y son capaces de sobrevivir en condiciones ambientales extremas debido a su capacidad para formar quistes. Aunque Acanthamoeba generalmente no es patógena, algunas especies pueden causar infecciones graves en los seres humanos, especialmente en personas inmunocomprometidas o aquellas que no siguen las normas adecuadas de higiene ocular.
Reino: Protista
Filo: Amoebozoa
Género: Acanthamoeba
Existen varias especies de Acanthamoeba, entre ellas Acanthamoeba castellanii y Acanthamoeba polyphaga, que son las principales responsables de infecciones en humanos.
El ciclo de vida de Acanthamoeba tiene dos formas principales:
Trofozoíto: Esta es la forma activa de la ameba, en la que se alimenta de bacterias y otros microorganismos en el medio ambiente. Los trofozoítos se reproducen por fisión binaria y son móviles gracias a sus seudópodos. En esta fase, pueden invadir tejidos humanos y causar infecciones.
Quiste: Cuando las condiciones ambientales no son favorables, como en casos de desecación o falta de nutrientes, la ameba se transforma en un quiste resistente. Los quistes tienen una doble pared y son altamente resistentes a la desecación, el cloro y otras condiciones adversas, lo que les permite sobrevivir en el medio ambiente durante largos períodos de tiempo.
Las infecciones causadas por Acanthamoeba pueden ser graves y afectar varias partes del cuerpo. Los dos tipos más comunes de infecciones son:
La queratitis por Acanthamoeba es una infección grave de la córnea (la parte frontal y transparente del ojo) que puede ocurrir en personas que usan lentes de contacto, especialmente si no siguen una higiene adecuada. Los factores de riesgo incluyen:
Uso inadecuado de lentes de contacto, como no desinfectarlos adecuadamente o usar agua del grifo para enjuagarlos.
Exposición a agua contaminada, como en piscinas, jacuzzis o duchas.
Lesiones oculares que permiten que la ameba penetre en la córnea.
Síntomas de la Queratitis por Acanthamoeba
Dolor ocular severo.
Enrojecimiento e inflamación del ojo.
Sensación de cuerpo extraño en el ojo.
Disminución de la visión.
Fotofobia (sensibilidad a la luz).
Si no se trata, la queratitis por Acanthamoeba puede provocar ceguera permanente debido al daño a la córnea.
La encefalitis amebiana granulomatosa (EAG) es una infección cerebral grave que afecta principalmente a personas inmunocomprometidas, como aquellas con VIH/SIDA, cáncer o que han recibido un trasplante de órganos. Es una enfermedad rara pero extremadamente peligrosa, con una alta tasa de mortalidad.
Síntomas de la EAG
Dolores de cabeza severos.
Fiebre.
Convulsiones.
Cambios en el estado mental, como confusión o somnolencia.
Pérdida de la coordinación y problemas neurológicos.
La EAG es difícil de diagnosticar y, en muchos casos, es fatal si no se trata de manera oportuna.
El diagnóstico de las infecciones por Acanthamoeba puede ser complicado, pero existen varias pruebas que los médicos pueden utilizar para confirmar la presencia de la ameba:
Microscopía: Se pueden examinar muestras de tejido o líquido (como raspados corneales o líquido cefalorraquídeo) bajo el microscopio para detectar trofozoítos o quistes de Acanthamoeba.
Cultivo: Las amebas pueden cultivarse en medios especializados para observar su crecimiento y confirmar la infección.
PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa): Esta prueba molecular permite detectar el ADN de Acanthamoeba en muestras clínicas, siendo una técnica más sensible que la microscopía.
Imágenes de Resonancia Magnética (IRM): En casos de encefalitis, una IRM puede revelar lesiones en el cerebro compatibles con una infección por Acanthamoeba.
El tratamiento de las infecciones por Acanthamoeba puede ser prolongado y desafiante debido a la resistencia de la ameba y su capacidad para formar quistes. El tratamiento depende del tipo de infección y la gravedad de los síntomas.
El tratamiento de la queratitis por Acanthamoeba incluye el uso de medicamentos antimicrobianos tópicos, como biguanidas (polihexametileno biguanida) y diamidinas (propamidina), aplicados directamente en el ojo. Estos medicamentos deben utilizarse durante semanas o meses, ya que la ameba puede ser resistente al tratamiento inicial. En casos graves, puede ser necesario un trasplante de córnea si el daño ocular es extenso.
El tratamiento de la EAG es más complicado, y a menudo incluye una combinación de medicamentos antimicrobianos, como:
Sulfadiazina
Pentamidina
Fluconazol
Miltefosina
Desafortunadamente, incluso con tratamiento, la tasa de supervivencia es baja debido a la naturaleza agresiva de la infección.
Dado que Acanthamoeba se encuentra en entornos comunes, la prevención es clave para evitar infecciones graves.
Higiene adecuada de lentes de contacto: Los usuarios de lentes de contacto deben seguir estrictas pautas de limpieza, utilizando soluciones desinfectantes adecuadas y evitando el contacto con agua del grifo o agua no estéril.
Evitar la exposición a agua contaminada: Las personas, especialmente aquellas inmunocomprometidas, deben evitar nadar en piscinas, jacuzzis o aguas dulces sin desinfectar, donde Acanthamoeba puede estar presente.
Uso de agua estéril en heridas oculares: En caso de lesiones oculares, es importante evitar el uso de agua no estéril para limpiar la herida, ya que puede estar contaminada con Acanthamoeba.
Acanthamoeba es una ameba de vida libre que puede causar infecciones graves en humanos, como queratitis y encefalitis amebiana granulomatosa, especialmente en personas inmunocomprometidas o en quienes no siguen prácticas de higiene adecuadas con los lentes de contacto. Si bien estas infecciones son raras, su diagnóstico temprano y tratamiento son cruciales para evitar complicaciones graves. La prevención mediante la higiene adecuada y el control de la exposición al agua contaminada es clave para reducir el riesgo de infecciones.